Matrimonio Feliz Este es el Ingrediente Numero Uno No Further a Mystery

Matrimonio Feliz Este es el Ingrediente Numero Uno No Further a Mystery

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"Ten en cuenta también que tu pareja probablemente cambiará con el tiempo, por lo que un sentido compartido de curiosidad, estar abierto a las formas en que él o ella cambia, puede permitirte identificar las formas en que ha cambiado para bien", apunta Zinn.

A menudo, anima a los esposos a estudiar a sus esposas y aprender qué las hace felices sin dar por sentado que a ellas les gustará lo mismo que a cualquier otra.

En resumen, la comprensión y el apoyo mutuo son fundamentales para construir y mantener un matrimonio feliz y saludable.

Los intereses de ambos son diferentes y no existe ya la actitud necesaria para cambiarlos. ¡No dejéis que esto ocurra! En una pareja es de vital importancia pasar tiempo juntos haciendo algo que a los dos os guste. 

Si estás a punto de dar el paso y comprometer tu vida a la de otra persona, aquí van una serie de requisitos para saber si es la adecuada

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El amor es la base de cualquier matrimonio. Es allí por donde se comienza. Sin embargo, para que un matrimonio sea verdaderamente feliz debe trabajar en pareja para lograr una convivencia placentera y respetuosa. Estos son los pilares de un matrimonio feliz.

Lo complicado es que el matrimonio se juega sobre un campo inclinado, en el que todo fluye cuesta abajo hacia la lealtad.

Las parejas que son felices se van a la cama a la misma hora. Esto afecta a la calidad del sueño, a la relación entre el matrimonio y a la vida sexual.

Mas para que la vida conyugal camine sin tropiezos y pueda alcanzar toda la felicidad que el perfect del matrimonio cristiano encierra, es necesario también realizar otra condición básica.

Para llevar una buena relación, que sea duradera y firme, la base es el respeto. Aunque en ocasiones no estaréis de acuerdo, lo importante es saber llevarlo, conciliar y llegar a acuerdos, y estos deben ser siempre desde el respeto y valorando a la otra persona.

“Yo, te recibo a ti, como esposa y me entrego a ti y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida”. Los consejos del Papa ayudan a mantener estas palabras para siempre.

El problema es que el orgullo y el dolor han creado murallas que los separan. Entre el silencio de Sergio, la falta de confianza que ella siente hacia él y las fuertes discusiones que ambos han tenido, el matrimonio se ha debilitado y está al borde del divorcio.

Cuanto llevamos expuesto no basta para garantizar la felicidad de la vida matrimonial. Se necesita otro objeto no menos importante: el crucifijo. Desde luego, entiendo que ha de visit haber un crucifijo de veras, es decir, fileísicamente. No sé imaginarme un hogar realmente cristiano en que no ocupe un puesto de honor la señal perenne de nuestra redención; la santa cruz con la imagen de nuestro Salvador.